Menos mal que estás tú || Priv

Yun Hee llegó a la azotea en la que vivía como un elefante a una chatarrería. Se quitó las botas en cuanto entró por la tarde, se quitó la bandolera dejándola sobre el sofá y prácticamente tiró el abrigo sobre una de las sillas mientras se dirigía hacia su habitación. Tras darse una ducha y cambiarse, calentar algo de agua para un ramen y abrir una cerveza, Yun Hee dejó escapar un suspiro de alivio acomodándose delante de la mesita baja donde solía escribir dispuesta a leer los nuevos comentarios que había en su pequeño “fancafé”, el lugar donde subía sus historias.

Mientras cenaba fue leyendo sonriendo en algunas ocasiones, pero sobre todo mordiéndose el labio inferior. Allí estaban de nuevo esos mensajes que hacían que pensara que quizá estaba  haciendo todo mal, que en realidad debería estar intentando dedicarse a otra cosa en su vida y no a escribir. Cada vez tenía más mensajes de ese estilo que hacía que se sintiera como una auténtica mierda.

Terminó de cenar y fue entonces cuando un nuevo mensaje hizo que se quedara mirando la pantalla con una pequeña sonrisa en los labios. No sabía demasiado de aquella personita, pero estaba entre esos comentarios que provocaban que siempre sonriera así que con ilusión fue a abrirlo. Acababa de subir un nuevo capítulo de las aventuras de Mi Rae así que esperaba con ansia las reacciones que hubiera podido provocar.

Se sentía exhausta, con las extremidades entumecidas y un especial dolor en la pierna derecha. Hace tiempo le había pedido de favor a un compañero de la empresa que le ayudase a mejorar en el baile, y vaya que era duro en sus prácticas, como si de por si ella misma no se exigiese mucho, pero siempre terminaba equivocandose. Dejando de lado sus clases habituales, prácticamente había pasado toda la tarde y noche con él, apenas teniendo algunos descansos cada cierto tiempo.

A su familia ya no les era de extrañar sus horas de llegada, es más ese día vio el desconcierto en ellos. Apenas llegó a su hogar, los saludó y ni siquiera se molestó en ir a su habitación, arrastrando sus pies se dio comodidad en el suelo de la sala, porque ni al sofá logró llegar. Gruñó, ¿por qué era así consigo misma? Sólo quiere mejorar. Sentada, y con la espalda recostada en la pequeña mesa de la sala, se quitó los zapatos sintiendo los bigotes de su conejo dándole cosquillas en la pierna izquierda, le sonrió dando algunas caricias en su cabeza antes de tomarlo y colocarlo entre sus piernas, sacó su teléfono de entre otras cosas en su bolso revisando las notificaciones siguió con su otra mano acariciando el pelaje del animalito.

Dejó de lado su preocupación por su nulo sentido del baile  por una notificación en especifico que le formó una gran sonrisa. Nada más ni nada menos que la actualización de una de las historias que sigue, no tardó en dejar un mensaje sin siquiera leer el capítulo aún. Y prosiguió a leer el nuevo capítulo entre algunas risas poco contenidas, sus ojos pasaban velozmente entre cada palabra por cada línea, devorando alegremente cada párrafo. Se sorprendió al darse cuenta que tardó mucho menos de lo usual en terminarlo, las palabras y escritos de Dreamer siempre la entretenían y animaban. Y, en cuanto llegó al punto final, quiso hablar con una de sus desconocidas favoritas, en poco tiempo ya se encontraba escribiendo un corto pero, según ella, feliz mensaje

Unnie~ ¿cómo te encuentras? ¡Gracias por actualizar!

Enseguida lo envió, su madre le dio aviso de una ración de comida que le guardaron en el microondas, y entre sonrisas y palabras de aliento se despidieron, yendo su madre directo a su cuarto. A pesar de apenas haber comido en el almuerzo y no haber cenado no sentía hambre.

Revisando el twitter leyó un mensaje que hizo que sonriera y que rápidamente contestara. Aquel pequeño momento que intentaba darse por las noches siempre hacía que se sintiera un poco mejor. Al menos cuando recibía esos mensajes. Dio un sorbo a la cerveza que estaba medio vacía ya y se decidió por estirarse por un momento para seguir navegando por la red. A veces se dedicaba a ver qué era lo que se decía por el mundo de los idols, sobre todo ahora que estaba con el drama. Sonrió al ver cómo había varios artículos que decían que les estaba gustando y que había mejorado. También cuando vio uno en el que ponían especialmente a Iseul. Se alegraba muchísimo por su mejor amiga. Estaba consiguiendo despegar y estaba segura de que pronto conseguiría un papel de protagonista.

Tras un buen rato dando vueltas, ya en el fancafé, vio que tenía un mensaje nuevo. No dudó en conectarse de forma visible para leer lo que fuera que le hubieran puesto. Se echó a reír, contenta, al ver de quién se trataba y después se convirtió en una suave sonrisa cuando leyó la pregunta. Acarició a bruma entre las orejas cuando la gata decidió que era buena idea ponerse en su regazo y se acomodó con suavidad para poder contestar con tranquilidad.

Hola mi pequeño limón, ¿cómo estás tu? Yo estoy bien, un poco cansada del día de trabajo, pero con estos comentarios me has alegrado el día. ¡Es genial que te haya gustado! La próxima semana tendréis un nuevo capítulo y prepárate porque Mi Rae va a descubrir un secreto muy especial.

Sonrió por un momento mientras lo enviaba, quedándose en aquella conversación. A veces le sucedía que podría estar horas hablando con alguno de ellos. En ese momento le llegó un mensaje de kakao talk sintiendo un pequeño escalofrío y no dudó en responder al mensaje con rapidez.

Estaba lloviendo, y eso a Soo le encantaba, era una lástima que está en vez de ser agua eran corazones rosados en su cuenta de Instagram. Porque ella adoraba encorazonar gran parte de las imágenes que veía, no era su culpa que le gustasen prácticamente todas. Ni se diga cuando eran de alguno de sus idols favoritos, más rápida que una bala o que Tiro al blanco volando como el viento era Soo Hye dándole un corazón a sus fotos.

Minutos para su entretención, aunque ¿qué no la entretenía? Cheese estaba estático en su regazo por las incesantes caricias que le propinaba, estaba distraída imaginándose de viaje a la Isla de Jeju y estar en aquella cascada que veía en la imagen. O estar deleitándose con un dulce Chocopie en Jeonju; y entonces se preguntó ¿qué había cocinado su hermana? Naoh era la que mejor habilidad culinaria tenía en esa casa, era quien ganaba los concursos de hacer repostería entre Naoh, ella y su hermana mayor, pero algo el secreto era que ni ella ni Yoon lo intentaban pues amaban los dulces que hacía la menor, incluso su madre aceptaba la supremacía de la pequeña. Entre sus pensamientos llego la respuesta a su mensaje, y, aún sin dejar de acariciar al conejo, respondió.

¡Unnie, No te sobre esfuerces! ¡Es malo, fuera el trabajo! Espero y estés recostada con Bomi cerca de ti, y con un chocopie en mano, ¡acabo de ver uno y me debilita su sabrosura! Yo estoy adolorida, pero maravillostupenda.

Sabes que siempre me gusta, no es mi culpa que escribas tan bien. Pero sí es tu culpa que ahora me ponga ansiosa esperando el próximo capítulo, ¿es sobre el amigo del sobrino del tío del dueño del perro que encontró en la calle cuando iba a la casa de no-me-acuerdo-quien-en-este-instante? No tiene nada de sentido, pero le atino que sí.

Por su curiosidad por la comida, y quizás la vuelta de su apetito, se levantó tras dejar a Cheese en el suelo y a paso feliz se dirigió a la cocina. Qué debía esperar, carne quizás. Sino, aún tenía sus reservas de dulces hasta recibir a su amada carne.